Historia de Vicálvaro | Capítulo III, El siglo XVI
La primera información sistematizada sobre Vicálvaro que nos permite reconstruir y conocer la vida cotidiana del pueblo en la última parte del siglo XVI la proporciona un documento de gran valor histórico que hoy conocemos como Relaciones Topográficas de Felipe II. Pero, vayamos por partes y recordemos, a grandes rasgos, el contexto de la época. Ello nos permitirá entender mejor nuestra propia historia local.
En efecto, si la unificación de la península es obra de la estrategia política y militar de los Reyes Católicos y origen de la España moderna, a Carlos I se debe la expansión a lo largo y a lo ancho del mundo del poderío español, ahora revestido de las grandezas de un imperio colonial (América), pero, también, de las miserias que suponen conflictos y guerras cruentas que endeudan y traban el desarrollo económico, político, social y religioso de la corona imperial.
Felipe II, además de heredar el vasto imperio, lo acrecienta con nuevas anexiones y conquistas, a la vez que organiza administrativamente el espacio peninsular hasta darle la forma de un auténtico Estado patrimonial. Este poder y prestigio hacen de este rey el más poderoso soberano de Europa, y en España, el más absoluto señor, por cuyas manos pasarán todos los asuntos, por mínimos que fueran; y por sus consejos, información minuciosa en aras de la integridad de sus dominios y del conocimiento real de los mismos.
En este contexto, ordena y promueve la creación de un organismo administrativo que incremente los mecanismos para la recopilación de información geográfica y social del territorio nacional. La información que hoy se conoce como Relaciones Topográficas es el resultado de un esfuerzo aún hoy de utilidad histórica y sociológica; para nosotros constituye la primera fuente veraz para conocer el pasado de Vicálvaro a finales del siglo XVI.
Curiosamente, aunque es la modalidad de la época, los primeros datos de conjunto sobre el pueblo nos lo proporcionan los propios vecinos. Son ellos los que a instancias de corregldores y alcaldes, y frente al minucioso notario real, contestan a «Su magestad (que) envió una instrucción inscrita en moldes para cierta descripción que manda se hagan en todas las ciudades, villas y lugares de estos sus reinos...».
Mandamiento e instrucción real que, firmada en Madrid el 22 de diciembre de 1575, obligaba al ayuntamiento y a los concejos de cada población a nombrar: «dos personas de cada uno de esos dichos lugares de los más hábiles y suficientes de ellos y más instrutos, que tengan más noticias de la vecindad y antigúedad y fundación y de las demás particularidades, dezmerías, cosas notables e inmemorables de cada uno de esos dichos lugares, y capítulo por capítulo irán proveyendo y ordenando respondiendo a la dicha instrucción... haciendo de cada uno de esos lugares particular y entera relación y descripción, la más verdadera y copiosa que sea posible...».