Historia de Vicálvaro | Capítulo VI, El siglo XIX

El cuartel de Vicálvaro

Convento primero (ver fe de erratas), fábrica de tejidos después, se convertirá en 1770 en sede de uno de los batallones de las Guardias Españolas de Infantería de la Real Casa, bajo el mando del teniente general duque de Osuna, con la tarea específica de hacer la guardia en el Palacio Real.

Fachada principal del cuartel

En 1808 una remodelación administrativa redujo el Regimiento a tres batallones, con sede el primero en Vicálvaro, el segundo en Madrid y el tercero en Barcelona. Iniciada la guerra de la Independencia, el primer batallón resistió el ataque francés, quedando después de la escaramuza destrozado gran parte de su edificio, que será reconstruido entre 1823 y 1825.

En este período merece mención especial el capitán Daoiz, que fue oficial del tercer Regimiento Real de Artillería, origen del actual existente en Vicálvaro (R.C.A. 11). Se tiene noticias de que este gran soldado, tan distinguido en la cruenta guerra de la Independencia, pasó por nuestro cuartel, que, en su memoria, posee en sus jardines un bajorelieve, cuyo escultor fue Antonio Colmeiro, consistente en un bronce de 170 por 190, enmarcado en piedra, que representa el capitán Daoiz rodeado de paisanos, popularmente denominados «chisperos», que luchan tenazmente, cuerpo a cuerpo, contra los franceses.

Terminadas las obras de reconstrucción, el cuartel se destinará al arma de Infantería y a sede de los regimientos de la Caballería Real, que permanecerán por un corto espacio de tiempo.

Sebastián Miñano lo describe así en 1826: «Es de buena planta, pero no muy capaz para un Regimiento completo; sus cuadras son espaciosas y demasiado ventiladas, el patio proporcionado, pero con sólo el defecto de no tener un buen pilón para que beban los caballos.»

Reinando Isabel II se dicta el decreto de 5 de febrero de 1844, que crea el Cuerpo de la Guardia Civil, disponiendo en su ártículo segundo, que se «establecieran dos puntos inmediatos a esta corte, para que sirvan de centro a la organización de este cuerpo, destinándose el uno para Arma de Caballería y el otro para Infantería».

El 15 de abril se comunica al duque de Ahumada que «S. M. se ha dignado comisionar a V. E. como rector de la organización de la Guarcia Civil y señalar para proceder a ella en los puntos de Vicálvaro y Leganés».

Ahumadna dispuso que el cuartel de Vicálvaro se dedicase a depósito de la Caballería y hasta 1848 se mantuvo la formación de Guardias Civiles, cuyo primer coronel fue don León Palacios, contando las fuerzas de Vicálvaro a los tres meses de su creación con 370 hombres y 320 caballos. Esta actividad no permitió que ocupara el lugar ninguna unidad de Caballería del Ejército.

El primer desfile de la primera promoción de Guardias Civiles de los cuarteles de Vicálvaro y Leganés se celebró el 1 de septiembre de 1844.

Con la creación de este cuerpo se pretendía luchar contra el bandolerismo en el ámbito rural. En realidad, actuaría como un organismo represor.

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