Historia de Vicálvaro | Capítulo VII, El siglo XX

Estado actual del barrio (año 1987)

Servicios públicos

En lo sanitario se depende de la Ciudad Sanitaria de la Paz, hospital muy alejado y con malas comunicaciones.

Los 17.472 titulares de cartillas de la Seguridad Social son atendidos en el consultorio del barrio, situado en la calle de San Cipriano, teniendo que acudir a San Blas y Moratalaz para las consultas de los especialistas, y en un Centro de Socorro instalado en la oficina auxiliar del Ayuntamiento.

En el plano educativo sólo existen tres colegios públicos de EGB, con una capacidad insuficiente para atender la demanda escolar. Los colegios privados son muy numerosos, pero con instalaciones pedagógicamente deficientes.

En el curso 1984-85 se inauguró el único instituto de BUP que cuenta el barrio, construido con un presupuesto de 86 millones de pesetas y con una capacidad para 640 alumnos, que ha resultado insuficiente para cubrir las necesidades de los alumnos ya desde su creación. Muchos se ven obligados a asistir a institutos de los barrios que rodean Vicálvaro, con el consiguiente encarecimiento del curso.

No hay centros de Formación Profesional, área educativa en manos de la iniciativa privada.

Vivienda

El espectacular ritmo de construcción del ensanche y crecimiento de Vicálvaro en la década de los sesenta provocaron la desmesurada especulación del suelo sin una adecuada planificación y control de la edificación.

Todo esto ha dado lugar a deficiencias graves: ínfimo tamaño de los pisos —la mayoría no alcanzan los 60m2—, carencia de zonas verdes, utilización de materiales constructivos deficientes y construcción de los pisos en terrenos poco firmes, etc., es decir, un sinfín de detalles que dan como resultado precarias condiciones de habitabilidad del barrio.

El casco antiguo está configurado como una agrupación de viviendas semirrurales que no han sufrido un fuerte proceso de cambio, sino más bien de deterioro, al no ser renovadas e insertadas en su medio ambiente, siguiendo un programa urbano serio. La mayoría están calificadas como infraviviendas: WC compartido, humedades de filtración, inexistencia de alcantarillado, etc. El 80 % de ellas no tienen calefacción, el 90 % teléfono, prácticamente el cien por cien carecen de gas, el 58 % de agua caliente, el 38 % de ducha.

La legislación vigente sobre arrendamientos urbanos, que afecta directamente al 75 % de las viviendas del casco, unida a la posibilidad de poner en el mercado el suelo que ocupan, ha generado una situación de deterioro creciente de las antiguas casas del pueblo, cuyos habitantes, una población envejecida o de baja capacidad adquisitiva se encuentran amenazadas por la expropiación y expulsión, hecho que se produjo en 1981, cuando la Junta Municipal del distrito conseguía el realojamiento de las familias en las viviendas prefabricadas de la avenida de Guadalajara en San Blas.

Las viejas casas rurales, muchas de ellas abandonadas ya, sirven para centro de reunión de bandas de jóvenes descarriados que aceleran el proceso de deterioración y provocan frecuentes incendios. Esta situación y la ausencia de un programa serio de rehabilitación dan lugar a la demolición de muchas de las antiguas viviendas campesinas vicalvareñas. Algunas de estas viviendas tenían un indudable valor arquitectónico, entre ellas la casa del alcalde, derribada en diciembre de 1982, de la que se conserva sólo como recuerdo de su existencia la cancela de la puerta.

La Gerencia de Urbanismo intentó atajar este problema promoviendo una serie de ayudas económicas para la recuperación de aquellas viviendas que cuentan con más de cuarenta años de existencia, pero en Vicálvaro llegó demasiado tarde: en uno de los ámbitos de mayor calidad ambiental, la plaza de la Antigua, todos los edificios civiles han sido derribados.

En Las Mil Viviendas y San Juan, sus usuarios han tenido, casi en su totalidad, que reestructurar los pisos con modificaciones tales como instalación de calefacción, sustitución de la fontanería y de la cocina de carbón por la de butano, e incluso cambiar tabiques...

Pero los problemas no terminan aquí. En la actualidad, en los edificios localizados en Casalarreina y Villajimena empiezan a aparecer grietas, debido a la existencia de unas vetas de arcillas expansivas en el subsuelo. La alarma cundió entre los habitantes, quienes, con la Asociación de Vecinos, buscan una solución a sus problemas, que no son específicos de nuestro pueblo, sino que afectan a todas las viviendas baratas (con mala cimentación) de la periferia sudeste de Madrid: San Blas, Polígono A de Moratalaz.

El problema del barrio de las cruces es administrativo: el impago de una hipoteca por parte de la constructora.

Este es el estado de unas viviendas construidas en el gran auge de los años sesenta, cuando la demanda era tan grande que fueron ocupados rápidamente, sin pensar en las consecuencias que ello acarrearía. No se respetaron los planes de urbanización, que obligaban a la construcción de zonas verdes, siguiendo las mínimas pautas de una infraestructura que atendiera el crecimiento posterior. Al mismo tiempo, la Administración no pidió responsabilidades a las casas constructoras y se limitó a cubrir expedientes sin tener miras de acción más lejana, que pudiera resolver los problemas de las futuras generaciones.

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