Historia de Vicálvaro | Capítulo VII, El siglo XX

La posguerra: años difíciles

El asedio a Madrid terminó el 28 de marzo de 1939, tres días antes de darse por concluida la Guerra Civil. Con el final de ésta dio comienzo una nueva etapa de la vida española caracterizada por la reconstrucción económica, la represión política y el recorte de las libertades civiles.

En los años posteriores, y durante toda la dictadura, la vida política de nuestro pueblo se vio sumergida en el silencio, pero un silencio en el que clamaban las voces de los desaparecidos en la guerra y de los que eran obligados a alejarse de sus hogares a consecuencia de la represión.

Hermenegilda Faura, nacida el 9 de agosto de 1909, nativa de Vicálvaro, conocida en aquellos tiempos como «la Roja» y militante de las Juventudes Socialistas, fue encarcelada en 1939 con siete u ocho mujeres más en la prisión de mujeres de Alcalá. Fue condenada a 30 años, condena que se le rebajó a 12 años y 1 día, de los que cumplió 4 años y medio. Cuenta que su esposo la visitaba, haciendo el camino a pie hasta Alcalá y recuerda que la trataban regular. Como dato curioso apunta que la obligaban a leer el periódico «Redención», pues, según Serrano Suñer, «había que eliminar los árboles de raíz», una muestra de la «reconstrucción ideológica» que se quería llevar a cabo. De Alcalá la trasladaron en un tren de mercancías a Gerona, donde estuvo 19 meses; de allí a Valencia y finalmente a Málaga. Aquí le pusieron en libertad, pero luego la desterraron a Guadalajara. Finalmente, después de dos años de destierro, volvió al pueblo. Cuenta que a su regreso las personas que había dejado como amigas la ignoraron.

Este es un ejemplo de lo que encerraban el silencio y la aparente tranquilidad.

El hambre fue otro de los problemas principales de estos años, que no se resolvió en su totalidad con las cartillas de racionamiento. Esta situación supuso un foco de corrupción al originarse la compraventa de licencias o el tráfico de productos de primera necesidad. Á este mercado negro se le denominaría «estraperlo».

En el pueblo, la postguerra fue igual de dura que en el resto del país. Cubrir las necesidades primarias se convirtió en el problema crucial durante varios años. Las gentes humildes y sencillas estaban muy ocupadas en solucionar su sustento diario, nada fácil en aquellos momentos, viéndose obligados, en muchas oOcasiones, a ir en busca de alimento al cuartel.

Una de las primeras actas del Ayuntamiento después de la guerra, concretamente la del 20 de mayo de 1939, refleja la ejecución de una subasta pública de cerdos y gallinas, recogidos durante y después de la guerra. El motivo de esta subasta fue la carencia de pienso para su alimentación. La recaudación obtenida fue entregada a FET y de las JONS, que tenía su sede en el número 1 de la plaza que hoy se llama de Don Antonio de Andrés, y entonces del Generalísimo.

Falange estaba organizada en tres secciones: la nacional, con sede en Almagro, 36, bajo la dirección de Pilar Primo de Rivera, que coordinaba las actividades; la provincial y la local.

En Vicálvaro los jerarcas de la Falange fueron:
Jefe local: Fausto Dones (propietario de la empresa de autobuses).
Secretario: Sr. Corzo.
Regidora de Juventudes: M.* Luisa García Perea.

El nuevo régimen disfrazó la actividad sindical, ya que todos los sindicatos obreros desaparecieron, y se creó el llamado sindicato vertical (CNS), cuya delegación local se encontraba situada en la calle Real.

La vida dei puebio tomó pues un nuevo cariz y sentido, sufriendo consecuentemente una reorganización en todos sus aspectos. El 3 de junio de 1939 se levanta en el cementerio una cruz a los caídos en la guerra, y días más tarde, el 10 de junio de 1939, se destruye la tapia que separaba el cementerio civil y el católico, produciéndose una reversión del civil al católico.

El 24 de junio de 1939 se cambia el nombre a las calles, borrando cualquier vestigio que recordara la etapa anterior.

Casco

Plaza de la Constitución pasa a denominarse Plaza del Generalísimo.
Galán y García Hernández pasa a denominarse Avda. de José Antonio Primo de Rivera.
Pablo Iglesias pasa a denominarse General Mola.
Jaime Vera pasa a denominarse José Calvo Sotelo.
Clara Campoamor pasa a denominarse Socorro.
Mariana Pineda pasa a denominarse Duque del Sevillano.
Nicolás Salmerón pasa a denominarse De la Iglesia.
Gral. Villacampa pasa a denominarse Condesa de la Vega del Pozo.
El Pilar pasa a denominarse Del Pilar.
El Espejo pasa a denominarse Del Espejo.
Travesía de Jaime Vera pasa a denominarse San Pedro.

Barriada del Puente de las Ventas

Capitán Sediles pasa a denominarse Hermanos Orozco.
Luis Fernández pasa a denominarse San Gumersindo.
José Nakens pasa a denominarse Hermanos Gómez.
República pasa a denominarse General Sanjurjo.
Dionisio Pérez pasa a denominarse Ramón y Cajal.
Fermín Galán pasa a denominarse Generalísimo Franco.
Castelar pasa a denominarse Santa Matilde.
Pi y Margall pasa a denominarse Calvo Sotelo.
Libertad pasa a denominarse General Mola.
Mártires de Jaca pasa a denominarse Ruiz de Alda.
Avda. de la Pasionaria pasa a denominarse Avda. de la Victoria.
Carlos Pérez pasa a denominarse San Eduardo.
Mendoza y Hernández pasa a denominarse Rosario.
José Duro pasa a denominarse Santa Lucía.
Buenaventura Durruti pasa a denominarse Duque de Tetuán.
Comandante Mera pasa a denominarse Virgen de Begoña.
Pedro González pasa a denominarse Vázquez de Mella.

Fue una etapa caracterizada por el favoritismo y el rechazo de las ideas y las gentes contrarias al Partido Unico, manifestado en la diferente actuación hacia un mismo caso: Don Apolinar Martín Hurtado, secretario del Ayuntamiento en el período republicano, fue condenado a muerte. Según se lee en el acta del Ayuntamiento se le negó el auxilio a su viuda «por ser dirigente marxista y causar tanto daño a esta población». Por estas mismas fechas Doña Silvela Castro Mateu cursa una petición de caridad por el «asesinato de su marido por los rojos y robarles los muebles»; le fue concedida una ayuda de 250 pesetas.

Las instituciones del Gobierno sufren una depuración para desmantelar cualquier género de oposición que pudiera quedar: echan al alcalde Hilario Manso y nombran a Rafael Carlavilla; cesa también por orden del alcalde el inspector jefe de la policía municipal, Matías Sevilla García, y le sucede Valeriano Ortega Bodas. Pero las cosas no marchan bien, las cuentas no cuadran y, curiosamente, siempre se hace coincidir los gastos con los ingresos. Ante estos problemas internos de corrupción se crea una comisión de depuración y responsabilidades, ostentando el cargo de la misma don Fausto Dones Huete-Huertas. Al secretario don Francisco Ponce Hutor se le acusó el 10 de junio de 1940 de posibles abusos deshonestos con una empleada municipal. Años más tarde se le vuelve a acusar junto con Jesús Gómez Gancedo y el alcalde don Rafael Carlavilla por malversación de fondos y ocultar documentos.

El 4 de enero de 1943 se abre expediente de depuración al guardia Francisco Pinilla Sánchez «para jubilarlo». También sufre una depuración político-social el oficial mayor del Ayuntamiento don Gerardo Rodríguez Gómez.

En 1945 Vicálvaro cuenta con 22.524 vecinos y con 15 concejales. La alcaldía había quedado en entredicho con el nada respetable señor alcalde don Rafael Carlavilla, a quien le sucede don Francisco Román Sánchez. Este cesa en su cargo en 1949 y es sustituido el 20 de abril de 1949 por Jesús Díaz Montero. En este período de tiempo hubo un intento de fusión de los ayuntamientos de Canillas, Canillejas y Vicálvaro en la sesión celebrada en el Ayuntamiento de Canillas el 19 de octubre de 1942.

La vida continúa, y las actas del Ayuntamiento reflejan la situación laboral de la época, por ejemplo, los salarios que percibían algunas profesiones. En 1940 un guardia municipal cobraba 100 pesetas al mes, percibiendo además una gratificación de un 25 % de las multas que impusiera y el sueldo de un bracero era de 8 pesetas de jornal medio.

Aquí falta una página completa del libro original, que ha sido imposible de transcribir.

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